De brazos cruzados

Un equipo de gobierno que malvende la gestión de aguas con un incremento inmediato del 35% en la tarifa de cada uno de los arcenses; más de 6.500 parados que no consiguen ver la luz al final del túnel; jóvenes preparados sin futuro, que deciden marcharse; vecinos aquejados por la estafa de las preferentes y los desahucios; trabajadores del ayuntamiento que llevan varios meses sin cobrar, mientras el sueldo de José Luis Núñez y los suyos se mantiene intocable; bloques de pisos que se hunden y se agrietan debido a una pésima ordenación urbanística y a los que sus propietarios están encadenados pagando una hipoteca; la falta de ingresos de muchas familias que se ven obligadas a pedir ayuda a los bancos de alimentos; plenos en el ayuntamiento propios de pelea de patio de colegio; la concepción que los políticos tienen de Arcos, al que ven como un cortijo para hacer y deshacer a su antojo durante cuatro años; partidos que se mantienen gracias a clientelas agradecidas en un claro acto de caciquismo que no conoce siglas; una política turística errática fundamentada en el pelotazo urbanístico…

Estoy seguro de que me dejo un montón de situaciones en –nunca mejor dicho- el tintero. Sin embargo, lo peor y más triste es ver cómo a pesar de esta dramática situación, la mayoría de los arcenses mira hacia otro lado, confía en el dicho de “Dios aprieta pero no ahoga”, aguanta el chaparrón  y no se organiza, no se manifiesta, no reivindica las continuas injusticias que se están cometiendo en el pueblo. Muchas veces por temor a ser señalado, a ser identificado, al qué dirán. Otras, todo hay que decirlo, por desidia, porque no son de esos de salir a la calle y es mejor se espectador que actor. Así nos va.

Alfonso Oñate

Artículo publicado anteriormente en El Tintero Nº 1 (10 de Enero 2013).

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